14 de agosto de 2012

Irrealidades

Estoy bajo distintos cielos
(púrpuras, agridulces, cremosos)
y exploro nuevas tierras.
Encuentro latitudes inciertas
e invado aquellas naciones
donde hasta la más mínima
anomalía imprevista
la he elaborado con cuidado,
al punto que convierto todo
en perfectísimas perfecciones.
Permanezco en parajes
donde no tendré necesidad
ni siquiera de medio insomnio
para sazonar la ansiedad,
y donde de forma anticipada
sé cuándo y cómo
experimentaré lo último.

Y de repente abro los ojos:
mi vida no ha cambiado.
Sigue amaneciendo por el este
y los insoportables segundos
son cada vez más eternos.
'Nosotros' no sabe a lo mismo
y ese enamorarte de mí
aún es una deuda no saldada.

Pero esta madrugada descubrí
que es mejor estar despierto,
atento a otras perspectivas;
no debemos ignorar irrealidades
que sí caben en esta existencia.
Siempre podríamos tropezar
con nuevos horizontes; digamos,
algunos horizontes verticales.

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